Excesos de alimentos en la Navidad - Artículo Informativo de Rafael Sánchez

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Durante esta época del año es habitual que se produzca un descontrol de los ritmos de comida así como de los alimentos que ingerimos. Es algo que ...

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EXCESOS ALIMENTICIOS NAVIDEÑOS

Excesos Navideños


Durante esta época del año es habitual que se produzca un descontrol de los ritmos de comida así como de los alimentos que ingerimos. Es algo que en cierto modo tenemos asumido y dejamos para enero el cuidarnos un poco para equilibrarlo.

Los órganos que más sufren en este sentido son el estómago y el hígado y pueden dar muestras como dolores, espasmos, digestiones pesadas, mal sabor de boca e incluso provocar alguna irregularidad intestinal.

COMO UNA BOLSA

El estómago no sólo es el depositario de los alimentos que tomamos. Todos sabemos que es el principal encargado de la digestión. Sin embargo en estas fechas lo utilizamos más de una vez como un saco en el cual cae todo tipo de alimentos sin mucho control, regados en la mayoría de los casos con bebidas carbonatadas, alcohólicas, cremosas, etc.

Al ser un órgano con varios músculos que le proporcionan todo tipo de movimientos para la digestión y tener capacidad para albergar jugos gástricos tales que una sola gota podría agujerear una alfombra, normalmente reacciona con rapidez y eficiencia, pero cuando comienza a sentirse cansado nos avisa con diversos síntomas.

Todos notamos cuando el estómago está más fatigado de lo habitual. Puede mostrar sintomatología indirecta como dolores de cabeza (generalmente frontales), dolores en el trigémino (de oreja a nariz, labios o barbilla), gases, dolores en las ingles, en las rodillas en los empeines o mal aliento, entre otros. También puede mostrar síntomas menos equívocos y más fuertes como diarrea, estreñimiento, inflamaciones de la mucosa gástrica, vómitos, ardores y regurgitaciones ácidas o erosiones en la mucosa bucal.

Todo ello nos avisa de que el estómago está sufriendo más de lo que es capaz de soportar y por lo tanto debemos poner fin a esa manera de alimentarnos para evitar problemas mayores.

Evidentemente, la primera medida a tomar es equilibrar la alimentación. Aunque debemos reconocer que la sociedad y la publicidad nos ha acostumbrado a que en esos casos basta con tomar productos con acción antiácida, debemos ser consecuentes y darnos cuenta de que ello no soluciona el problema, sino que evita que nos demos cuenta de cuándo nuestro estómago está lanzando mensajes de auxilio. Si abusamos de ellos estaremos haciendo oídos sordos a sus mensajes y fomentando el sufrimiento orgánico.

Tras el control alimentario, que si lo hacemos a tiempo no va más allá de evitar comer mucha cantidad, evitar grasas, alcohol, picantes y dulces, nos encontraremos con que el estómago poco a poco se va reequilibrando de manera natural sin necesidad de aportes extras. Si por el contrario nos hemos dado cuenta tarde, lo primero que debemos hacer es prestar atención a los síntomas que nos muestra para ver si nos encontramos ante un exceso de acidez o un defecto de ésta.

Los productos indicados para estos problemas ya fueron tratados en el artículo “problemas gástricos”, sin embargo podríamos apuntar a la Manzanilla , Melisa (contraindicada en hipotiroidismo) o Mejorana (precaución en casos de sangre en la orina) ante un problema de hiperacidez y Centaura, Manzanilla Romana y Angélica para hipoacidez. Si bien en los casos de excesos alimenticios suelen ser de hiperacidez.

EL LABORATORIO DEL CUERPO

Excesos Navideños

El hígado es el órgano encargado de sintetizar las substancias que va a usar el organismo. Se trata del gran laboratorio que además almacena la glucosa en forma de glucógeno y que posee innumerables funciones. Por ello en las ocasiones en las que se presentan excesos alimentarios el hígado también soporta esos momentos y se encarga de realizar funciones bioquímicas para que los alimentos se transformen en nutrientes y para que las substancias no asimilables sean expulsadas.

De la misma manera que el estómago y cualquier órgano nos muestra diversos síntomas cuando sus funciones sufren una irregularidad, el hígado nos presenta algunos como dolores de cabeza (especialmente en la parte alta), dolores y molestias en los ojos (sensación de arenilla, sequedad u ojos rojos), tics nerviosos (especialmente en los párpados), contracturas en los trapecios, boca amarga y pastosa (especialmente al despertar), dolores y molestias en los costados, hemorroides o uñas frágiles y quebradizas.

Entre los productos que nos encontramos con acción sobre el hígado, contamos con el Cardo Mariano (contraindicado en hipertensión arterial y tratamientos con antidepresivos IMAO), la Alcachofera (contraindicada en casos de vómitos o náuseas y en obstrucción de conductos biliares), el Desmodium (contraindicado en casos de náuseas o diarreas) y el Diente de León (también contraindicada en obstrucciones biliares y en casos de irritación de la mucosa gástrica) entre otros.

En cuanto a la homeopatía contamos con policrestos tan efectivos como el Lycopodium Clavatum (estreñimiento, somnolencia tras las comidas de las que despierta con mal humor y que trabaja el hígado evitando que se degenere), Phosphorus (con acción especial sobre el hígado al cual protege de manera especial y con buenos efectos con las transaminasas altas), Nux Vomica (persona nerviosa y entusiasta con tendencia al estreñimiento y también con somnolencia tras las comidas pero con buen despertar y con acción especial tras la ingesta de alcohol para evitar daños mayores en el hígado), Chelidonium Majus (con acción especial en los casos en dolores que irradian desde el hígado al omoplato derecho y en casos de piel amarillenta), Arsenicum Album (dolores ardientes tras comer, nerviosismo, empeoramiento con el calor y cuando comidas o bebidas frías provocan diarrea) y Antimonium Crudum (especial para excesos alimentarios y comilonas, problemas tras tomar alimentos –especialmente vinos- en mal estado, digestiones pesadas y lengua con capa blanca).

Debemos ser conscientes de que los alimentos que ingerimos van a ser el combustible que nuestro cuerpo use. Por ello, de la misma manera que un defecto puede provocar diferentes alteraciones, un exceso o la ingesta de alimentos inconvenientes producen un estrés en nuestro cuerpo y en sus funciones que van a dificultar los procesos de asimilación y de los que vamos a sufrir las consecuencias en periodos de tiempo más o menos cercanos.

Rafael Sánchez
Naturópata.
Colaborador del Portal:
www.centrosnaturales.com