La piel en verano: Nutrientes antioxidantes

Proteger la piel en verano es clave para frenar uno de los factores que más contribuye al envejecimiento cutáneo, la radiación solar. La parte ultravioleta (UV) del espectro es un factor causal importante de numerosas enfermedades de la piel.

Diversos tipos de cáncer, así como el fotoenvejecimiento y las fotodermatosis son causados o agravados por la exposición a la radiación UV.

Exposición de la piel en verano

La piel está expuesta constantemente a la radiación solar. La radiación ultravioleta B (UVB) penetra poco en la piel, provocando principalmente eritema, mientras que la radiación UVA presenta una capacidad de penetración mayor, lo que permite alcanzar la dermis lesionando una gran cantidad de estructuras moleculares y provocando efectos negativos a largo plazo (fotocarcinogénesis, inmunosupresión o fotoenvejecimiento).

El cáncer cutáneo es el más frecuente en la raza blanca y ha sufrido un dramático incremento durante los últimos 40 años, debido fundamentalmente al cambio social experimentado respecto a la exposición al sol.

Esto ha determinado que se considere la radiación ultravioleta como el carcinógeno ambiental más importante en la actualidad.

Radiación solar

Las radiaciones solares provocan la formación de lo que se conoce como radicales libres, especies químicas muy reactivas e inestables que provocan daños oxidativos en las estructuras celulares induciendo alteraciones cutáneas y del sistema inmune que son la base patogénica del envejecimiento prematuro y de la fotocarcinogénesis.

Entre los radicales libres, las especies reactivas del oxígeno (ERO’s) son los más comunes y destacan el radical superóxido (O2), el hidroperóxido (HO2) e hidroxilo (OH) y el oxígeno singlete (O2). Estas especies alteran los lípidos de las membranas celulares y provocan lesiones oxidativas en las proteínas y en el ADN produciéndose mutaciones que juraran un papel esencial en la inducción del cáncer de piel.

La producción de radicales libres no sólo se ve favorecida por la radiación solar. Otros factores externos, como el tabaco, el alcohol, la contaminación entre otros, contribuyen en buena manera a generar radicales libres por existencia de procesos oxidativos propios del metabolismo celular.

La piel posee una amplia gama de mecanismos de defensa antioxidante interrelacionadados, que la protegen de la acción de los radicales libres, si bien es cierto, que estos sistemas de defensa se ven reducidos por la exposición continuada a la radiación solar.

Así, una exposición excesiva o crónica puede superar la capacidad antioxidativa cutánea, entrando en una situación de estrés oxidativo que se manifestará en forma de desórdenes en la piel, inmunosupresión y envejecimiento prematuro.

El daño solar

Los signos cutáneos de daño solar consisten en las quemaduras y eritremas solares, alteraciones vasculares (telangiectasias), además de otros efectos que se dan a largo plazo como son la elastosis producida por la degeneración de las fibras dérmicas, atrofia epidérmicas debido a un deficiente recambio celular, así como léntigos solares que son lesiones dermatológicas pigmentadas.

La consecuencia es una piel seca, descamada, laxa, con surcos y arrugas profundas de coloración amarillenta y con presencia de manchas de tamaño variable. Más allá de las características propias de una piel fotoenvejecida, la exposición crónica al sol puede llevar consigo la aparición de lesiones precancerosas y procesos cutáneos.

Suplementos nutricionales: Antioxidantes y fotoprotección o protección solar.

Fotoprotección de la piel en verano

La fotoprotección es un aspecto clave en el tratamiento preventivo de múltiples procesos cutáneos. Una óptima fotoprotección sólo puede conseguirse combinando la aplicación de preparados tópicos con la administración de suplementos nutricionales con efectos fotoprotectores.

Ambas estrategias son complementarias, ya que la suplantación nutricional pretende actuar donde la fotoprotección tópica presenta cierta limitaciones.

La mayor parte de los agentes fotoprotectores tópicos están diseñados para proteger frente a los efectos adversos de espectro UV de la radiación solar, aunque son más eficaces frente a los fotones de la radiación UVB que frente a la radicación UVA y se debe tener en cuenta que la cantidad de rayos UVA que recibimos es 10 veces mayor que la de UVB.

Los complementos nutricionales antioxidante actúan frenando o reparando procesos oxidativos como la peroxidación lipídica, la alteración de proteínas estructurales y los daños en el ADN que son generados básicamente por la radiación UVA, además de contrarrestar la inmunosupresión provocada por la radiación solar.

El resultado de todo ello es un fortalecimiento de la resistencia de la piel frente al estrés ambiental y una mejoría de los parámetros generales indicativos de la salud cutánea (densidad, grosor, rugosidad, descamación, lisura y/o arrugas).